Me esconderé en la punta más alta de la sierra de Madrid, dónde el aire sopla más fuerte y furioso, dónde el frío te agrieta las manos y dejas de sentir que aún llevas puesta la nariz. Y si vienes a buscarme, te recibiré con los brazos abiertos y dejaré que el calor de tu amor me salve. Y si no lo haces, me sentaré sobre las duras rocas y dejaré que el frío de tu amor me lleve.
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