Un día cualquiera te das cuenta de que no eres quien creías que eras y te encuentras sentado, con la mirada perdida y el corazón vacío. Sabes que te quieren, incluso que te aman, ves como las cosas mejoran delante de tus ojos, pero tu interior sigue tan vacío y podrido como quedó tras el golpe. Y te preguntas, ¿habrá forma de volverlo a llenar? Porque te has dado cuenta de que incluso lo que más amabas entonces ahora carece de sentido.
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